Localidad: Espinosa de los Monteros

Profundizando en la Heráldica del Palacio vemos como la fachada principal presenta un conjunto armónico formado por un cuerpo central flanqueado por dos torres cuadrangulares que sobresalen de la portada principal. El cuerpo central se cobija bajo un enorme arco rebajado con casetones en su intradós.

La puerta, con arco de medio punto, se protege con dos vigorosas columnas con basas y capiteles que sostienen un sobrio frontón. Las enjutas del arco, se decoran con figuras de hombre y mujer que sostienen sendos espejos.
Entre el frontón y el arco rebajado, se dispone el impresionante escudo, y dos balcones adintelados, rematados con frontones clásicos triangulares y con bellos trabajos de forja en sus balaustradas. Bajo ellos, dos pequeños vanos adintelados, con derrame externo que servirán de ventilación.
Las torres laterales, poseen cuatro alturas con los siguientes tipos de vanos todos ellos adintelados: el primero con frontón triangular; segundo, semicircular; tercero, balcón a la misma altura e idéntica decoración que los balcones de la portada, y por último, en el piso superior, un pequeño y sencillo vano con simple decoración.
Destacan las cornisas de piedra, con sencilla moldura, y los cuatro pináculos que adornan las esquinas del tejado de cada torre.

El edificio es de estilo barroco (Siglo XVII) y muestra elementos más tardíos.
 Comenzó a construirse en 1600 por los Zorrilla Velasco, pasando luego a los Marqueses de Chiloeches que han dado su nombre y cuidados a la mansión.
El escudo, albergado entre el frontón triangular de la puerta de acceso y el arco rebajado, constituye uno de los ejemplos heráldicos más bellos que puedan contemplarse.
 Ente bureletes y una enorme masa de follaje y cascabeles, aparecen las armas familiares: partidas en pal, a la derecha, una encima sobre la que se empinan dos zorros atados; a la izquierda, una torre. La piedra no expresa los colores: campo de oro para una encina verde y dos zorros negros, y un campo azur para una torre plata.
Tampoco repite el lema de los Zorrilla: "Velar se debe la vida de tal suerte, que viva quede en la muerte".
 Dos garzas rematan los laterales del conjunto que luce un impresionante yelmo labrado, con rodete y penacho.

La Huerta, situada al lado del castillo en dirección el Parque de los Marqueses, nos encontramos con un escudo en su portón de acceso. Destaca su enorme tamaño, y repite los motivos del escudo principal del Palacio: en campo entero, dos zorros atados a una encina y castillo de tres torres almenadas en el ángulo superior izquierdo. Bureletes y cascabeles colgantes a ambos lados, y yelmo simple con celada y penacho externo.
La misma fábrica que reunen otros escudos de la ruta (Siglos XVII - XVIII). La procedencia histórica del palacio se discute en los anales de la Villa. Unos creen que era de los Condes de Mortara, otros de la ilustre familia Zorrilla de San Martín, concretamente del Marqués de la Gándara Real que lo mandó construir con motivo de un acto de etiqueta sobre el cual y según la leyenda, se dice lo siguiente:

"Habiendo convocado a los Nobles e Hijosdalgo el Condestable de Castilla en su Casa Señorial de frías, se encontraba ente ellos su deudo y pariente el Marqués de la Gándara Real.
Al presentarse el Duque pronunció apquellas palabras familiares: Sentaos Nobles de Castilla, y siento que no pueda hacerlo con nosotros mi pariente el Marqués de la Gándara.
Creyendose ofendido éste, edificó tan suntuoso edificio (se refiere al Palacio que nos ocupa) e invitando a un banquete a los Nobles Cántabros, lo hizo también al Condestable de Castilla, y al invitarles a tomar asiento, hizo con el Duque lo que éste había hecho con él, o sea, no permitirle sentarse entre los cántabros".

Desde esta fecha (finales del siglo XVI) quedó sin habitar este Palacio por sus dueños, y sólo ha servido para acuartelar tropas en tiempos de guerra, hasta que a finales del siglo pasado lo restauró Don Luis de Porras, Marqués de Chiloeches.